1600
Hola Dimathian@s!
Vaya... parece que fue ayer cuando inicié mi blog. Estaba con muchas ganas de probarme a mi misma, de saber lo que era capaz de hacer, de intentar saber si podía escribir más de dos líneas seguidas, y mirad cómo son las cosas que esta es la entrada número 1600. La verdad es que es un número que no me esperaba, eso sí, me gusta mucho porque soy una fanática de los números pares jeje así que estoy encantada.
Para esta entrada quiero hacer algo.... pero no sé el qué. He tratado de pensar qué os gustaría que escribiera y creo que lo más acertado es poner un minirrelato, de esos a los que os estoy acostumbrando últimamente. En ocasiones son pensamientos sobre algún tema o algo que me ha pasado en ese día, en otro reflexiones y en otros son minirrelatos que se me ocurren en el momento. Así que espero que os guste.
****
Allí estaba tumbada, con los nervios a flor de piel, y sin camiseta ni sujetador. El vello de la espalda se me ponía de punta solo de pensar en lo que estaba a punto de suceder. Entonces entró él, con su intensa mirada de color miel, una sonrisa pícara y aquello tan rígido que creí que perdería el conocimiento, pues no pensé que fuera a tener semejante tamaño.
Una parte de mí empezó a arrepentirse, por una parte quería levantarme de allí, ponerme la ropa y llegar a casa, pero otra me empujaba a quedarme aún a pesar del dolor que sentiría cuando él lo clavase en mí.
-Tal vez al principio notes molestias, pero después la sensación cambia. -dijo para intentar calmarme.
Yo me limité a asentir y esbozar una pequeña sonrisa. Tragué saliva y respiré hondo, tenía que estar lista para lo que venía. Él estaba muy calmado mientras se acercaba a mí. Se quedó a mi lado y nada más poner sus manos sobre mi piel sentí un escalofrío pues sabía que no había tiempo para arrepentirse. Al sentir aquello tan duro y frío sobre mí emití un siseo de dolor que no pude controlar. Él se percató de ello y trató de calmarme, me miró a los ojos con expresión tranquila.
-Si no te relajas un poco te va a doler mucho. Sé que duele un poco cuando penetra, pero si estás tranquila, verás que te deja de doler.
Decidí cerrar los ojos, era lo mejor, así seguramente pensaría en otra cosa hasta qeu él acabase para no pensar en el dolor. No supe cuanto rato pasó, como cerré los ojos perdí la noción del tiempo.
-Ya está. -dijo alegremente.
-¿Ya?
-Te dije que no sería tan terrible si te relajabas. -contestó con una sonrisa.
Se levantó muy satisfecho y cuando volvió a mi lado llevaba dos espejos encima. Me acercó uno de ellos y él se quedó con el otro. Así pude ver el resultado de su obra... un precioso tatuaje de un hada en mi espalda.
Vaya... parece que fue ayer cuando inicié mi blog. Estaba con muchas ganas de probarme a mi misma, de saber lo que era capaz de hacer, de intentar saber si podía escribir más de dos líneas seguidas, y mirad cómo son las cosas que esta es la entrada número 1600. La verdad es que es un número que no me esperaba, eso sí, me gusta mucho porque soy una fanática de los números pares jeje así que estoy encantada.
Para esta entrada quiero hacer algo.... pero no sé el qué. He tratado de pensar qué os gustaría que escribiera y creo que lo más acertado es poner un minirrelato, de esos a los que os estoy acostumbrando últimamente. En ocasiones son pensamientos sobre algún tema o algo que me ha pasado en ese día, en otro reflexiones y en otros son minirrelatos que se me ocurren en el momento. Así que espero que os guste.
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Allí estaba tumbada, con los nervios a flor de piel, y sin camiseta ni sujetador. El vello de la espalda se me ponía de punta solo de pensar en lo que estaba a punto de suceder. Entonces entró él, con su intensa mirada de color miel, una sonrisa pícara y aquello tan rígido que creí que perdería el conocimiento, pues no pensé que fuera a tener semejante tamaño.
Una parte de mí empezó a arrepentirse, por una parte quería levantarme de allí, ponerme la ropa y llegar a casa, pero otra me empujaba a quedarme aún a pesar del dolor que sentiría cuando él lo clavase en mí.
-Tal vez al principio notes molestias, pero después la sensación cambia. -dijo para intentar calmarme.
Yo me limité a asentir y esbozar una pequeña sonrisa. Tragué saliva y respiré hondo, tenía que estar lista para lo que venía. Él estaba muy calmado mientras se acercaba a mí. Se quedó a mi lado y nada más poner sus manos sobre mi piel sentí un escalofrío pues sabía que no había tiempo para arrepentirse. Al sentir aquello tan duro y frío sobre mí emití un siseo de dolor que no pude controlar. Él se percató de ello y trató de calmarme, me miró a los ojos con expresión tranquila.
-Si no te relajas un poco te va a doler mucho. Sé que duele un poco cuando penetra, pero si estás tranquila, verás que te deja de doler.
Decidí cerrar los ojos, era lo mejor, así seguramente pensaría en otra cosa hasta qeu él acabase para no pensar en el dolor. No supe cuanto rato pasó, como cerré los ojos perdí la noción del tiempo.
-Ya está. -dijo alegremente.
-¿Ya?
-Te dije que no sería tan terrible si te relajabas. -contestó con una sonrisa.
Se levantó muy satisfecho y cuando volvió a mi lado llevaba dos espejos encima. Me acercó uno de ellos y él se quedó con el otro. Así pude ver el resultado de su obra... un precioso tatuaje de un hada en mi espalda.
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