¡¡Segundo Regalito Dimathiano!!
Hola Dimathian@s!
Como dije en las Noticias Breves, aquí os dejo el primer capítulo de la reedición de Crónicas Mágicas: Dimathian.
Espero que os guste que comentéis y que lo compartáis con cuanta más gente mejor!!
¿Qué os ha parecido? Me gustaría poder compartir las opiniones mediante Facebook, Tuenti y demás para que todo el mundo vaya conociendo la novela y sobre todo la reedición
Un besote
Como dije en las Noticias Breves, aquí os dejo el primer capítulo de la reedición de Crónicas Mágicas: Dimathian.
Espero que os guste que comentéis y que lo compartáis con cuanta más gente mejor!!
1 Comienza la Búsqueda
Dylan volvió a cruzar el portal agachandose,
debido a su altura, y apareciendo al otro lado. La cueva donde apareció se
encontraba en total oscuridad y buscó con sus grandes ojos verdes a su
compañera Nadira, mientras retiraba su pelo negro como el carbón de su cara.
−¡Nadira! ¿Dónde te has metido? —Preguntó
mirando a su alrededor.
−¡Estoy aquí! —Respondió la chica desde el
exterior de la cueva.
Sin perder un segundo, salió y allí se la encontró,
mirando todo lo que la rodeaba, con esa curiosidad innata de los Dimathianos.
−No te pongas a investigar, que tenemos mucho
que hacer —Dijo él con autoridad.
Nadira se dio media vuelta y Dylan se quedó
mirando, embobado, a aquella chica de figura delgada y esbelta, con el pelo
rubio y ojos de color tierra.
−Lo siento —Dijo ella con una sonrisa infantil
en los labios—. Es la costumbre.
Nadira era muy ágil y rápida así que no le
costó nada alcanzar a Dylan y ponerse a su lado, el joven que caminaba por el
bosque de forma rápida y decidida, como si tuviera claro el rumbo a seguir.
Pero ella estaba algo perdida, no entendía lo que su compañero pretendía hacer.
−¿Dónde se supone que estamos? y ¿a dónde se
supone que vamos? –Preguntó sin dejar de caminar.
−Tenemos que encontrar a todos los magos que
haya en este planeta –Dijo él de forma natural.
−¿Eres adivino y ya sabes dónde están? –Preguntó
ella en tono divertido.
−Pues claro que no –Contestó malhumorado–.
Tenemos que situarnos en un lugar alto y pronunciar el conjuro de búsqueda.
Después la piedra blanca nos marcará el camino para llegar a ellos.
−Pero… ¿Y si se encuentran muy lejos? –Preguntó–.
Este planeta es enorme, podemos tirarnos meses viajando.
−Por eso hay que darse prisa. Venga, vayamos
rápido.
−Vale… –Dijo con desgana.
El bosque en el que se encontraban era
tranquilo, apacible, se respiraba auténtica paz. Era tan relajante que Nadira
no pudo evitar esbozar una sonrisa mientras caminaba rápido para no perder de
vista a su compañero. Se sentía bien caminando por ese lugar que por unos
efímeros segundos le recordó a Dimathian.
Le estaba encantando el planeta, ya que era
relajante y tranquilizador.
Pero el ensueño de Nadira ante tal lugar se
esfumó cuando la voz de Dylan llegó a sus oídos para explicarle que los
antiguos magos habían investigado el planeta, descubriendo que los humanos que
allí vivían no cuidaban la naturaleza ni a las formas de vida. No lo
respetaban, si no que acababan con ello por puro placer. Ella no daba crédito a
lo que oía e incrédula defendió su posición argumentado que los habitantes de
un sitio de tal belleza debían ser respetuosos son él, pero Dylan no le hizo
caso y a los pocos metros, encontraron una zona elevada, con unas vistas
impresionantes del Amazonas, para poder realizar el conjuro.
−Me parece que en este lugar, el ser humano ha
estado muy poco sigue siendo virgen y puro como debería serlo el resto del
planeta.
−Bueno, ¿Tú no tenías tanta prisa por hacer el
conjuro? –Preguntó ella–. Pues venga, venga….
Se colocaron uno frente al otro mirándose a
los ojos. Eso puso nerviosa a Nadira que sintió como su corazón se aceleraba
momentáneamente. La joven llevaba un tiempo enamorada de Dylan, pero no lo
había confesado nunca. Ella sabía el éxito que el mago tenía en Dimathian,
tenía muchas chicas donde elegir y estaba segura de que ni se había fijado en
ella de esa forma así que no quería que el joven supiera nada de sus
sentimientos por temor al rechazo.
Él metió la mano en su bolsillo de donde sacó
una pequeña piedra puntiaguda enganchada a una cuerda de cuero. Ella hizo el
mismo gesto sacando otra piedra casi igual. Dylan la cogió con la mano derecha
y unió su mano con la de Nadira para que ambas manos estuvieran en contacto con
las piedras blancas. Unieron también las otras manos y cerraron los ojos para
comenzar a pronunciar el conjuro.
Notaban como su energía empezaba a fluir por
sus cuerpos, su magia se mezclaba con la del otro para que el efecto del
conjuro fuera mayor. Una vez que acabaron, abrieron lentamente los ojos.
La piedra blanca emitió un leve resplandor que
luego se hizo más tenue hasta que se extinguió por completo. Nadira miró muy
extrañada las piedras que aún permanecían entre ambas manos. Bastaba con que
uno de los dos dijera el conjuro, pero prefirieron volver a unir sus fuerzas
mágicas. Ella había prestado parte de su energía para que el conjuro fuera lo
más efectivo posible, por eso no entendía por qué no había funcionado.
−¿Están rotas?
−¿Cómo crees que vayan a estar rotas? –Preguntó
Dylan irritado sin responder la pregunta.
−Es que yo pensaba que iba a iluminarse como
el fuego para señalarnos la dirección. Y el resplandor ni se ha visto–. La
decepción se notaba en su rostro.
−No seas zopenca…. Ese leve destello que hemos
visto, significa que el conjuro ha funcionado, pero hasta que no comencemos a
caminar no empezará a indicarnos el camino.
La muchacha, se sintió herida por tales
palabras de una manera exagerada a causa de la naturaleza de los sentimientos
que sentía por él, así que prefirió no hablar más durante unos minutos. Bajaron
de la zona elevada y la piedra se iluminó de forma muy tenue. Dylan al verlo se
giró en la dirección opuesta a su marcha. Nadira, avida por aprender más y demostrarle que
podía ser mejor con su magia, decidió preguntar:
−Oye Dylan… ¿Por qué vamos en dirección
opuesta?
−Porque si el brillo de la piedra blanca es
muy tenue y se apaga cuando se empieza a caminar, es que hay que ir en la
dirección contraria.
−¿Ah, si? ¿Y qué más hace la piedra blanca? –Preguntó
sorprendida.
−¿Es que acaso no leiste el libro “Historia
y usos de la piedra blanca” cuando te adiestraron?
−Pues… solo lo leí por encima –Confesó sacando
la lengua como una niña pequeña.
−¿Qué? – Preguntó sobresaltado–. ¿Me han
asignado a una compañera que no sabe nada de la piedra blanca?
-No es eso, sé manejarme bien con la magia,
sólo que a veces necesito una pequeña ayuda. El Maestro Quiren pensó que
contigo podría coger la práctica que me falta.
Dylan se paró en
seco, necesitaba hablar seriamente con ella para poder continuar con la misión
y regresar a Dimathian sin ningún rasguño. Era una misión demasiado peligrosa como para
estar con alguien inexperto.
−A ver, dime qué significan tres de los diez
posibles colores que puede adoptar la piedra blanca –Pidió muy exigente.
−Pues… El blanco es para cuando se hace una
búsqueda.
−Ese no tendría que valer porque te le dije
yo. Pero vale, dime dos más.
−Pues… A ver… El negro es cuando detecta algún
mago negro o repudiado -Contestó no muy
segura-. Y… Creo que… El color rojo significa que hay algún mago herido -Contestó
dudando.
−Has acertado. Pero me parece que acertaste de
casualidad. –Respondió muy serio -Veamos, otra pregunta sobre la piedra... –Dijo
pensativo–. Si quieres lanzar un ataque a gran escala ¿Qué tienes que hacer con
la piedra blanca?
−Creo que eso me lo salté –Contestó sacando la
lengua y sonriendo.
−Pues atiende porque solo te lo explicaré una
vez.
−Vale, tranquilo, que yo soy muy buena alumna.
−Debes apuntar en la dirección en la que
lanzarás el conjuro y pronunciarlo. Pero con los ataques con agua no es tan
efectivo –Comentó él sin dejar de caminar por el bosque.
−¿Y ya está? Pensaba que sería más difícil
usarla para un ataque…
−¿Crees que es fácil usarla? Cada piedra
responde solo a su mago, y hace falta mucha maestría y práctica para que sea
totalmente fiable y útil.
−Pues a lo mejor es por eso por lo que a mi no
me resulta tan útil la piedra blanca, porque no suele funcionarme casi nunca –Comentó
mirando su piedra, que en ese momento, colgaba de su cuello.
−¿Cómo quieres que te funcione bien si no
sabes casi nada sobre la piedra blanca?
−¿Tú viste lo gordo que es el libro?
−Claro que lo vi, me lo estudié en su día. Me
sé todos sus usos, y todo lo que hay que saber para que funcione y no me falle
nunca –Contestó orgulloso de sí mismo.
-Bueno, no todos somos el empollón de la clase
–Le reprocho un poco más ofendida.
−No soy un cerebrito, soy un buen mago, que es
distinto, en cambio tú… pareces de primer nivel.
−No soy de primer nivel –Contestó ofendida–.
Estoy casi en cuarto nivel.
−¿Tú en cuarto nivel? –Preguntó parándose
incrédulo–. Debes ser un peligro con los conjuros. Si lo llego a saber hago yo
solo el conjuro de búsqueda.
−¡Qué exagerado! –Gritó enfadada.
En plena discusión escucharon el sonido de
unas ramas crujiendo. Se quedaron en silencio e inmóviles, necesitaban pasar
desapercibidos ante el que con sus pasos rompía madera y se deslizaba
rápidamente por el lecho de hojarasca seca.
A los pocos segundos, vieron a un gran jaguar
que se movía hacia ellos con decisión, Nadira actuó por instinto, cogió
su piedra y pronunció un conjuro.
−Progos –Gritó en voz alta.
Al instante el jaguar se quedó desconcertado,
parándose en seco y olfateando e intentando encontrar a su presa de nuevo.
Después de varios intentos fallidos, se dio media vuelta y se marchó.
Dylan, aun paralizado, se había sorprendió al
escuchar a la muchacha realizar el conjuro a la perfección, ya que no era fácil
de ejecutar, sobre todo por una persona
que había mostrado su torpeza con la piedra blanca.
−¿Conoces el conjuro de protección? ¿Y encima
eres capaz de hacer que funcione? -Preguntó totalmente anonadado-. Vaya no
pensé que fueras capaz de eso–. La sorpresa se reflejaba en su rostro.
−De nada, por salvarte la vida –Contestó
molesta.
−Gracias, de verdad –Dijo él sujetando su mano
con delicadeza.
Se quedaron unos segundos en silencio
mirándose fijamente a los ojos. Dylan todavía sostenía la mano de Nadira entre
las suyas y ella se había sonrojado tremendamente por la situación. Avergonzada
trató de cambiar de tema para que él no continuase con los ojos fijos en ella.
−¿Ves como no soy tan torpe como tú piensas? –Preguntó
para intentar recomponerse.
−Perdóname –Se disculpó acercándose más a ella–.
Espero no haber herido tus sentimientos, no era mi intención…
−Eh… No, tranquilo, no pasa nada… –Contestó
nerviosa por la cercanía de Dylan.
−¿Te pongo nerviosa? –Preguntó levantando una
ceja y acercándose tanto a ella que sus labios se quedaron a unos pocos
centímetros.
−Si, un poco…
−¿Y si me acerco?
El rubor de las mejillas de Nadira iba en
aumento, no sabía lo que hacer ni lo que decir. Se puso tan nerviosa y alterada
por estar en esa situación con Dylan que actuó sin pensar.
−Dilanón –Gritó.
El conjuro lanzó a Dylan varios metros hacia
atrás haciendo que cayera al suelo de golpe. Aturdido y molesto, se
levantó y se sacudió las ropas. Se acercó a ella y la miró.
−¿Por qué hiciste eso?
−Para demostrarte que soy buena –Dijo ella
sonriendo.
−Eso no es verdad. Estabas roja como un
tomate, te pone nerviosa que estemos tan cerca ¿A qué si?
−Pues no. No seas tan creído –Respondió
intentando ocultar su rubor.
Dylan se acercó a ella, que había empezado a
caminar con la cabeza agachada. La detuvo sujetándola del antebrazo e hizo que
sus miradas se cruzasen.
−No soy creído, pero soy bueno interpretando
el lenguaje corporal. Y sé lo que está diciendo tu cuerpo ahora.
−¿Ah, si? A ver, ilústrame.
−Te pones nerviosa cuando nos tocamos, pero
sobre todo cuando estamos muy cerca o nos miramos a los ojos –Explicó con un
hilo de voz ronco y dulce a la vez–. Con lo que deduzco que, es más que probable
que te sientas atraída por mí.
−¿Cómo puedes ser tan engreído? –Preguntó cada
vez ruborizándose más.
−¿Lo ves? Te has puesto roja como un
farolillo.
−Eres un idiota –Replicó enfadada.
Nadira sacó su piedra blanca, la observó y se
puso a caminar sin mirar ni siquiera a Dylan. Él se quedó pensativo viendo su
reacción. Se puso a su lado intentando volver a detenerla y así seguir
hablando, pero ella se zafó de su agarre de forma brusca y continuó caminando
con paso firme dejándole atrás y evitando su mirada con todo su empeño y con
una expresión en su rostro de vergüenza.
−¡Espera, Nadira!
−¡Déjame en paz! Buscaré yo sola a los magos.
−¡Espera, por favor! –Gritó corriendo tras
ella.
Nadira continuó su marcha sin prestar atención
a nada salvo a su piedra blanca. Ella sola buscaría a los magos y los llevaría
hasta Dimathian sin ayuda de ese
joven que había resultado ser un chulo y un engreído.
Perdida como estaba en sus pensamientos, no
percibió que Dylan la había alcanzado. La sujetó por el hombro y ella le miró
furiosa, apartó la mano de Dylan de un manotazo. Realmente estaba muy enfadada
con él, en parte, porque había visto muy pronto lo que ella sentía y no podía
consentirlo. Por otra parte, experimentaba mucha frustración ante la falta de
confianza que demostraba Dylan hacia ella como maga.
−¡No te acerques!
−Nadira, no te pongas así…
−Sí que me pongo así, ¡creído! –Gritó
ofuscada.
−Sé que es verdad, soy bueno leyendo lenguajes
corporales. No puedes negarlo –Contestó–. Además te pusiste roja.
−¡Qué dejes el tema! –Gritó nerviosa.
−Cálmate, por favor, Nadira. No es nada malo,
de hecho me pareces una chica estupenda y muy guapa.
−¿Eh? –Ella estaba totalmente descolocada.
−Antes intentaba decirte que era estupendo que
mostrases signos de que te gustaba porque tú a mí también me gustas –Confesó
con una amplia sonrisa.
−¿Yo? ¿Me tomas el pelo? –Preguntó incrédula.
−No, no te tomo el pelo.
− Pero… Si eres más mayor que yo. Seguro que
hay magas de tu misma edad y mucho mejores que yo –Contestó sin mirarle.
− Ya, pero eres tú la que me gustas –Dijo
levantándole la barbilla para que se miraran a los ojos.
−¿Por qué me tienes que decir esto justo en
medio de una misión?
−Porque… Bueno, no sé porqué te lo digo ahora.
Pero te lo digo –Dijo hecho un lío–. ¿Qué respondes?
Nadira se quedó mirándole a sus preciosos ojos verdes
mientras le palpitaba el corazón. Su nerviosismo aumentaba al verse reflejada
en los ojos de él. Se acercó a Dylan lentamente, se puso de puntillas, se apoyó
ligeramente en sus hombros para no perder el equilibrio y titubeando por un
segundo le rozó los labios con los suyos, sintiendo una descarga. A Dylan le pilló por sorpresa pero
fue un regalo inesperado y dulce para él. Después ella se separó lentamente y
se puso a caminar con una expresión de felicidad en el rostro, ante la mirada
de aquel joven cuyo rostro la tenía completamente enamorada, con gesto aniñado
pero a la vez muy sexy que tenía conquistado su corazón. Aunque lo que
realmente cautivaba a Nadira era esa sonrisa perfecta, ligeramente torcida
hacia un lado, con unos dientes impecables y un pequeño hoyuelo formado en la
barbilla.
Feliz se acercó a Nadira y se puso a su lado,
caminaban a la par y Dylan la cogió de la mano. Ella la sujetó fuerte y no pudo
evitar que un ligero rubor asomara por sus mejillas, haciendo que él se
sintiera muy afortunado.
La caminata duró muchas horas, hasta que se
hizo de noche y tuvieron que guarecerse en un refugio que crearon mediante un
conjuro. Era como una pequeña casita hecha de ramas y hojas de los árboles de
su alrededor. No era demasiado confortable pero les serviría como protección
ante las criaturas nocturnas de aquel lugar.
Nadira se tumbó y Dylan se puso a su lado para
darle calor. Ella no se apartó a pesar de que su corazón se aceleró con el
contacto y el calor corporal de él.
Abrazados, durmieron relajadamente. Dylan vigiló el sueño de Nadira.
Repasaba con sus ojos ese rostro tan dulce y bello. El largo y rubio cabello de
ella, que caía a lo largo de su espalda, siempre había hecho que se sintiera
hipnotizado, realmente no se creía que pudiera tenerla entre sus brazos.
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Un besote
En primer lugar decir que no está mal pero aún necesita mejorar mucho.
ResponderEliminarComparando ambas versiones todavía veo varios errores: empiezas con una repetición de dos formas del verbo aparecer en la primera frase (queda mal).
"Mientras retiraba el pelo de su cara, negro como el carbón" queda mejor que lo que has puesto.
Y como esas, hay varias formas que podían mejorar mucho.
Demasiados diálogos y muy pocas descripciones de las escenas. ¿Cómo es la cueva donde entra Dilan? ¿Oscura, luminosa, profunda, peligrosa? ¿Por qué es tan bonito el paisaje que ve Nadira? ¿Hay árboles, ríos, océanos, animales, flores?
Veo el texto un poco atropellado y todo se sucede de una forma demasiado rápida. ¿Por qué se besan tan pronto? Da la sensación de que se avanza en la lectura de una manera vertiginosa sin poder disfrutar de los detalles que ofrece el argumento. Porque la obra posee un potencial estupendo. Pero siento que está desparovechado. Ya te lo comenté una vez.
Aun así, no desesperes.
Me encanta esta gente que comenta en ANONIMO y van de expertos y meten una cagada ¡como un PIANO!
ResponderEliminarA ver, tu que criticas tanto, la frase:
"Mientras retiraba el pelo de su cara, negro como el carbón" esta MUY MAL, que es negro como el carbón...?
lo correcto es:
"Mientras retiraba SU PELO NEGRO COMO EL CARBÓN de su cara"
En cuanto al resto de lindeces que dices, no puedes cambiar el estilo de un escritor...Si no te gusta no lo leas y punto, o si es que eres tan EXCELENTISIMO escribe tu un libro y que sea best seller a ver si lo consigues, list@.
Así que seas quién seas... Comprate un perro o algo pero deja ya la jodienda a esta pobre chica!
Y para que veas lo que jode, aquí lo dejo en ANONIMATO ¬¬
Gracias por los ánimos anónim@
ResponderEliminaryo he trabajado mucho para que esté genial la reedición y estoy contenta con el resultado.
invito a la gente a que opine, siempre desde el respeto y con buenas palabras
Dos cosas: la primera es que ya tengo un perro, y la segunda es que había intentado hacer una crítica constructiva (y sin palabras hirientes) a una chica que creo que puede llegar lejos. Si alguien se siente ofendido por ello, es que tiene un problema y serio (y más si el ofendido no es el escritor, como es el caso). Sólo trataba de ayudar a mejorar el texto, pero con comentarios tan burdos como el anterior se le quitan a una las ganas de ayudar.
ResponderEliminarMaría, mucha suerte en tu vida de escritora y al otro anónim@, que sigas vomitando tus heces a diestro y siniestro por el mundo literario.
Bueno, no quiero disputas.
ResponderEliminarAgradezco todos los comentarios con críticas constructivas y sin palabras hirientes, pues sirven para mejorar.
gracias a las personas que siempre dan ánimo, apoyo y ayuda :)